El cardo mariano es una planta herbácea muy extendida por toda la cuenca mediterránea, y la podemos encontrar fácilmente en Italia. Su fama proviene del hecho de que siempre se ha considerado un tónico para el hígado, nuestro preciado filtro y conjunto de muchas otras acciones metabólicas.

Las propiedades hepatoprotectoras e incluso hepatoriparativas del cardo mariano derivan de un complejo de flavonoides "flavolignan", presentes en sus frutos y en particular de la "silimarina", de la que se compone Epalin-C.
La silimarina ayuda al proceso de regeneración de los tejidos hepáticos a partir del abuso de alcohol y otras sustancias tóxicas que con el tiempo han contribuido a deteriorar el hígado y posiblemente a cronificar ciertos problemas, yendo consecuentemente a alterar la función hepática, que puede ir desde su actividad desintoxicante hasta la eficacia de la termogénesis adecuada, por ejemplo.
La silimarina protege las nuevas células hepáticas (conocemos la capacidad regenerativa del hígado, ¿no?) Ayudando a reducir los procesos inflamatorios del hígado que silenciosamente se van a crear en el organismo; así como también es capaz de contrarrestar un problema típico de sobrealimentación o nutrición incorrecta que conduce a la esteatosis hepática (hígado graso).
Es por eso que siempre se ha definido como un tónico para el hígado. También recordamos que también tiene una fuerte actividad antioxidante.
Así que tengamos en cuenta también esta enésima oportunidad extraordinaria que nos brinda la naturaleza.