El embarazo es un período tan maravilloso como delicado, un paso muy importante en la vida de una mujer, que sin duda necesita una atención especial. Especialmente en el verano, las mujeres embarazadas a veces tienen mucho calor y sudan más de lo normal. Esto también sucede debido a la progesterona(la hormona del "embarazo"), que provoca un aumento de la temperatura corporal. Veamos juntos a lo largo de este artículo cómo afrontar mejor el verano con la barriguita con prácticos consejos para superar el calor.

Verano seguro para mamá y bebé

En verano, el calor puede suponer un riesgo real para una mujer embarazada. Sin embargo, es posible tomar varias precauciones para proteger su salud y la del bebé que lleva.

Es bueno recordar que el cuerpo durante este dulce período sufre una serie de cambios fisiológicos, entre ellos el aumento del flujo sanguíneo materno para garantizar el correcto suministro de sangre a la placenta. En este sentido, no se debe subestimar el papel fundamental de la hidratación: a través de la sudoración, ciertamente más abundante debido al calor del verano, se pierden grandes cantidades de líquidos y sales minerales, muy preciadas para el equilibrio de la madre y el feto. A través del agua y la comida, sin embargo, podemos garantizar un buen nivel de hidratación, ANTES de percibir el estímulo de la sed. Hay muchos riesgos asociados con la deshidratación: calambres musculares, mareos, palpitaciones, disminución de la presión arterial y un mayor riesgo de desarrollar infecciones del tracto urinario.

Asegúrese de beber lo suficiente, reponer los líquidos perdidos y consumir alimentos frescos ricos en agua (como frutas y verduras). Además, es bueno evitar el consumo de té y café, que contienen cafeína o teína y que pueden aumentar la deshidratación, además de ser sustancias excitantes, cuyo consumo no se recomienda durante el embarazo.

Varios estudios también sugieren que durante las olas de calor es posible aumentar los nacimientos prematuros: el calor, de hecho, puede aumentar el nivel de algunas hormonas que pueden inducir contracciones, lo que resulta en nacimientos prematuros. Incluso aquellas que padecen enfermedades crónicas o patologías propias del embarazo (como hipertensión arterial o diabetes gestacional) pueden correr el riesgo de un parto prematuro: tenga cuidado de no exponerse al calor en pleno día y en lugares concurridos, para evitar caídas repentinas en la presión arterial y la Valor energético y te protegen mejor.

También conviene hacer una nota sobre la elección del destino para las imprescindibles vacaciones de verano: ¿mar, montaña o lago? En realidad, el destino no importa mucho, pero sobre todo a partir del 7º mes hay que planificar las vacaciones pensando muy bien en el tipo de viaje que se pretende realizar. El transporte es especialmente crítico, y es bueno elegir el vehículo que más te convenga, primando el transporte rápido y reduciendo los desplazamientos, para evitar el agotamiento. El avión no conlleva ningún riesgo adicional, pero algunas aerolíneas requieren que veas un certificado médico si tienes la intención de volar más allá de las 36 semanas.

Consejo practico

Ahora vamos a tratar de resumir por puntos cuáles son algunos consejos prácticos, aunque ya escuchados, que te permitirán vivir en serenidad y resguardada del exceso de temperaturas este periodo estival si estás embarazada:

  • Beba al menos 2 litros de agua al día;
  • Limite su consumo de bebidas carbonatadas y azucaradas;
  • Coma comidas ligeras y ricas en agua;
  • Asegúrate de almacenar correctamente los alimentos que consumes;
  • Descanse lo suficiente;
  • Use ropa y zapatos cómodos, prefiriendo algodón o lino y evite los tacones altos;
  • Tome baños y duchas con agua tibia, mientras se lava la cara y los brazos con agua fría;
  • Evite salir durante las horas más calurosas del día;
  • Trata de exponerte al sol solo en las horas más frescas, siempre usando cremas protectoras;
  • Reduzca la velocidad de la vida diaria tanto como sea posible, incluso tomando algunas siestas;
  • Haz una actividad física adecuada: infórmate AQUÍ sobre este aspecto.

Micronutrientes esenciales para la salud de la madre y el niño

Una nutrición adecuada es fundamental durante este período delicado: es necesario prestar especial atención al aumento de las necesidades de proteínas, calcio, hierro, ácido fólico y agua.

Trate de no consumir alimentos crudos o poco cocidos de origen animal y frutas y verduras crudas si no se lavan bien, ya que pueden exponer a la madre y al bebé a intoxicaciones alimentarias peligrosas. También preste atención al correcto almacenamiento de los alimentos, porque el consumo de alimentos almacenados incorrectamente puede promover el riesgo de gastroenteritis, que es particularmente peligrosa en esta etapa de la vida.

¿Y qué papel juega la integración durante el embarazo?

Entre vitaminas y minerales, la expectativa ciertamente requiere mayores cantidades de calcio (al menos 200 mg por día para el crecimiento del esqueleto fetal o de lo contrario se agotarán las reservas óseas de la madre), hierro (y las necesidades en el embarazo se duplican en comparación con una mujer adulta ), folatos (cuya suplementación es imprescindible a partir del primer trimestre), vitaminas B1 , B2 , B12 y vitamina A.

Por ello es necesario enriquecer la dieta con alimentos ricos en calcio como la leche, el yogur o las verduras de hoja verde, algunos pescados y una gran variedad de frutas y verduras. En algunos casos, puede ser necesaria una integración específica: esta debe establecerse sobre la base de la evaluación clínica individual, que también prevé un seguimiento constante por parte de profesionales dedicados.

Varios estudios también subrayan la importancia de la correcta ingesta de DHA (ácido docosahexaenoico), un ácido graso poliinsaturado de la serie Omega-3, tanto durante el embarazo como durante la lactancia para el bienestar del bebé. AOGOI, la Asociación de Obstetras y Ginecólogos del Hospital Italiano, recomienda complementar con DHA desde el cuarto mes de embarazo hasta al menos el destete. La ingesta constante de este nutriente se traduce en una mejora en la funcionalidad del cerebro y la retina del bebé. El sistema nervioso central es rico en Omega-3 y 6, y en particular en DHA: su concentración influye en el correcto desarrollo neurológico del feto durante el embarazo y especialmente en el tercer trimestre, fase en la que se desarrollan el 70% de las células cerebrales.

Algunos falsos mitos...

Señalemos ahora algunas creencias falsas.

NO ES CIERTO que durante el embarazo sea necesario comer "por dos". Las necesidades energéticas son ciertamente mayores, pero no tanto como para justificar esta creencia. La alimentación debe centrarse sobre todo en la calidad de las materias primas, no en la cantidad.

NO ES CIERTO que comiendo buenas cantidades de frutas y verduras no sea necesaria la suplementación con ácido fólico: para prevenir malformaciones las cantidades necesarias son especialmente altas, hasta el punto de que son difíciles de alcanzar solo con la comida. La suplementación con ácido fólico en combinación con una dieta sana y equilibrada es sin duda la estrategia preventiva más eficaz, fundamental para la salud del niño.

Es cierto, en cambio, que se debe prestar especial atención a las necesidades, la calidad de los alimentos a consumir, la hidratación y la prevención del golpe de calor. Como decía Napoleón Bonaparte: “ El futuro de un niño es obra de su madre ”.

 

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